Mi nombre es Natalia Alexandrovna Liébiedieva aunque, por supuesto, esto sue-na como algo bastante pomposo para una muchacha de mi edad. He nacido el día 27 de Marzo de 1976 en la ciudad Yevpatoria y he pasado toda mi infancia aquí. Es que tengo tan sólo 17 años mi biografía carece en hechos y logros interesantes.

Mi padre y madre ambos graduaron en Kiev en el Instituto Politécnico y trabaja-ron como ingenieros en una planta que produce válvulas de radio. Es que mi mamá no tenía deseo ni tampoco posibilidad de ser ama de casa yo fui llevada a la guardería infantil cuando tenía sólo un año de edad. Gracias a Dios no me recuerdo nada de aquel entonces. Sin embargo, puedo recordar bastante bien como odiaba ir a la guardería de infantes por las mañanas cuando tenía tres o cuatro. Y no es por lo que los niños están enfermos. Me doy cuenta de que son todavía muy pequeños para ser privados de sus madres.

He aprendido leer antes de tener cinco años y esto me ayudo bastante cuando entré en la escuela. Nunca he tenido problemas en mis estudios ya que soy aficionada en leer y curiosa por la naturaleza. Me faltan palabras para expresar la gratitud a mi maestra en la escuela general básica. Ella convirtió los desorganizados e impacientes chicos en disciplinados eruditos, animó nuestras primeras pequeñas victorias y sua-vizó agudos pinchazos de fracasos.

Cuando me hice mayor trabajar duro se hizo una buena costumbre. Esto hizo el aprendi-zaje más fácil y fascinante. Empecé a interesar en Español desde los primeros días que comenzaron las clases. Me parecía muy grandioso tener habilidad de hablar otro idioma aunque con el vocablo tan pequeño. Entre otras materias que me gustaban había Ruso y Literatura. He gozado leyendo libros por docenas. En cla-ses superiores comencé leer clásicos, rusos y extranjeros. Entre mis escritores favoritos se destacan Pushkin y Liérmontov, Kuprín, Alexey Tolstoy, Shakespe-re, Byron y Shelley.

No tengo nada contra las Ciencias Naturales y Matemáticas pero, sin embargo, parecen de tener menos importancia. En mi tiempo libre visito el club de deportes.

Me entrenaba en esgrimir y dedico seis horas a la semana a este deporte con sus nobles tradiciones aunque nunca he soñado en convertirme en algo más que un aficiona-do. Mucho antes de terminar la escuela he decidido que voy a dedicar mi carrera para estudiar idiomas extranjeros y por eso aquí estoy pasando los exámenes.

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